Thursday, August 24, 2006

Selección de poemas de Esta música abanica cualquier corazón (1994)

DE REFILÓN

En el velorio de la tarde
cae una rodaja, se corta un péndulo.
Alguien
en el último espejo
escribe. Tersos baldíos.
Todo sucede
en el pequeño tamaño de las horas.
Hasta brotan cigarrillos
en rosas de cobre.
Umbrales alambran
otras memorias.
Y un tango. Colgado
de una pieza con aliento a polvo.
Y el cielo, que deja de lado
algunas nubes.




SEDUCCIÓN


Rosario abre su escote:
lo recibe una cantera
donde los parroquianos
pulen diamantes
en las cervezas.

Esta ciudad no es fácil:
las memorias
aparecen
en los pocillos mal lavados,
en los cabellos de un río.



THE NIGHT KILLS THE CAT

Rosario enciende
con elegancia
sus alcantarillas.

Las paredes destilan
esa somnolencia pesada
que grita
“no hay lugar en el aire”.

Y la noche, maldita noche
no puede contener
al sol –termómetro
de soledades-
en su ascenso promiscuo.

Aún molestan
los amaneceres
y ciertas madres ajenas.

Otras no.



ROSARIO, UNA TARDE

Los decibeles de la tormenta
hacen alarde
con su lírica
maquinaria.
¿O NO SER?

Caen los árboles
sobre el cielo
y la tierra, mojada
de un azul profundo, oscuro.

El mundo se vuelca
en un pájaro.



DIFÍCIL DETENER EL DÍA

Atardecía.
Como otras veces,
como demasiadas veces.
Nada parecía poder detener
este sol.
Ya sólo resta
un ciego sonido de lumbres.
La boca del cielo
se cierra
y solo, un rastrojo de las sombras.
El encrespado batido de luces
se pierde
en un atardecer violeta.
Esta música
abanica
cualquier corazón.

2 comments:

Anonymous said...

Te felicito y abrazo amigo! Interesante y sobria bitácora. Bellos poemas, bellos poemas...

Paulita

Anonymous said...

muy buenas cosas che, Un gran abrazo salud y poesía. Aníbal De Grecia (Oberá Misiones)